jueves, 11 de junio de 2009

El buen estado físico y psíquico

Es imprescindible mantener y desarrollar un buen estado psico-físico para ser aceptado por la naturaleza y ser respetado por los demás seres vivos.

El Yo se manifiesta mediante la fuerza de voluntad y la actitud que se tenga respecto a la propia salud física.
El Yo es muy poderoso, muy grande y se halla muy desarrollado en algunos sanadores, maestros y representantes de comunidad.

El poder de la voluntad cuando el Yo está desarrollado es el poder de la conexión, de la unión, de la fusión. El poder de unir las polaridades para manifestar una unidad integrada. Este poder es la única fuerza capaz de llevarnos a manifestar nuestras más puras intenciones en acciones concretas, ya que la voluntad de la mente se alinea con la voluntad del espíritu y con ello se alcanza el autocontrol.

La energía por sí sola no constituye el poder, hay que darle una dirección. Poder significa “ser capaz de”. El sentimiento íntimo de poder, de estar conectados con la fuente de poder, es indispensable para estar seguro de uno mismo y aventurarse con confianza a lo que es preciso hacer.
Si la persona siente un fuerte amor hacia su cuerpo y tiene intención de mantenerlo saludable, el Yo está en acción. La aceptación de sí mismo se manifestará a nivel físico como salud corporal. La salud total (mental, emocional y espiritual) requiere que la autoconciencia esté abierta y equilibrada.

Si no hay autoconciencia del Yo, hay sentimientos de rechazo personal y desinterés por la propia salud.
Cuando tenemos miedo o nos sentimos impotentes, emprendemos la retirada, reducimos nuestra movilidad, empleamos una parte de nosotros mismos en controlar el resto. Bloqueamos nuestra propia fuerza, nuestras propias expresiones.
El que se encierra en sí mismo se muestra al exterior frío y controlado. Este control necesita energía para mantenerse y no la produce, de modo que nos sentimos fatigados al cabo de algún tiempo, agotados, vacíos. Disminuye nuestro deseo de actividad y nos vemos en la necesidad de suministrarnos energía artificial en forma de drogas, alcohol, golosinas o estimulantes que van directamente al flujo sanguíneo y lo incitan momentáneamente, aunque a la larga lo dejen agotado. Algunos, en cuanto conciben el poder como algo ajeno, buscan siempre estímulos externos, aprobación de los demás, excitación y actividad fuera de sí mismos. Entonces pierden la capacidad de detenerse, de pararse a buscar el poder dentro de su propio Yo.

El poder como control o “poder sobre” los demás, implica separación. El abuso de la voluntad personal amenaza con atraparnos en ese nivel, especialmente cuando la voluntad no está en armonía con la Voluntad Cósmica Superior, de la que ella es una parte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario