viernes, 14 de mayo de 2010

Qadmayí - nuestro hogar; nuestro lugar

Los pueblos originarios ocuparon sus territorios desde hace miles de años. Pero el territorio no es sólo una extensión de terreno; abarca por arriba hasta donde se pierde la vista, y por abajo hasta el centro de la Tierra.

Los primeros ancestros fueron creados por el territorio, que continúa sustentando al pueblo con su savia y sus frutos.
La gente recorre el territorio durante toda su vida, y conoce todos sus rincones e intersticios, así como los movimientos del cielo, de la naturaleza en el transcurso de las estaciones, y los movimientos de abajo; nada es desconocido o extraño para ellos.
Cada lugar y cada momento del año tiene sus beneficios y también sus perjuicios. La gente tiene que conocerlos para beneficiarse y precaverse.
El pueblo conoce tan perfectamente a su territorio que puede conversar con él -o con sus espíritus propiciatorios-, invocar sucesos buenos y evitar sucesos negativos. Cada territorio ofrece los elementos para hacer las rogativas.
Cada pueblo tiene también su gente protectora. Tienen sus antepasados protectores y sabios, y sus ancianos, shamanes y maestros presentes; siempre que hace falta se puede recurrir a ellos para obtener consejo y guía.
Por supuesto, cada pueblo tiene tradiciones, mitos y relatos que se han de aprender y trasmitir rigurosamente, porque la continuidad hace a la identidad.
Los pueblos largamente milenarios han adquirido y trasmitido habilidades para el uso de los recursos con arte y habilidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario